martes, 7 de julio de 2009

Pastoral Juvenil Vocacional

Carisma: regalo para los jóvenes

El joven es hijo de Dios, único, irrepetible, original. Capaz de Dios, llamado a la felicidad, lleno de bien, abierto a la posibilidad de madurar, descubrir y realizar un proyecto de vida personal.
Creemos que es Dios quien ama a los jóvenes y nos envía a ellos, especialmente a los más pobres y abandonados; por eso confiamos en sus capacidades vitales seguros de que cada uno está llamado a ser plenamente feliz . La presencia del educador, gratuita, desinteresada, personal y evangelizadora, se convierte en mediación del encuentro del joven con Dios, haciéndolo sentir profundamente amado por Él.
Los jóvenes son el centro de la misión educativa y están llamados a ser los protagonistas de su crecimiento en la vida de la comunidad .
A través de la Pastoral Juvenil Vocacional, el educador va al encuentro del joven en su realidad, y con su presencia y su escucha profunda se interesa por sus lenguajes, sus vínculos, sus gustos. Como acompañante, se une a sus búsquedas de sentido y lo ayuda a integrar las heridas y aspectos vulnerables de su propia existencia.
En el estilo salesiano, la educación es sobre todo obra de una pedagogía de ambiente, camino privilegiado para la formación en el compromiso socio-político . Consiste en favorecer un espacio de vida y de acogida gratuita de todos los jóvenes, un lugar para el protagonismo juvenil en el que se aprende a gustar la vida y a comprometerse con ella, en el que se establece una relación espontánea y gratuita entre educadores y jóvenes y en el que unos y otros se implican y se acompañan en un camino de educación y de crecimiento humano y cristiano .
En este espacio de confianza las y los jóvenes hacen experiencia de grupo y proyectan la vida con esperanza. La alegría, fruto de la valoración positiva de la existencia, constituye la atmósfera de fondo de la familiaridad entre jóvenes y adultos.
La Pastoral Juvenil propone itinerarios de crecimiento en los que convergen tres elementos de fondo: lo cotidiano como lugar de encuentro con Dios; el grupo como lugar de encuentro con los otros y como oportunidad para superar el individualismo; y el sistema preventivo como propuesta metodológica consistente.
María es inspiración y modelo de nuestra pastoral. Ella nos ama, enseña y educa como maestra y pastora, marcando con su estilo un modo de vivir, de creer y de actuar profundamente evangélico.
Madre y auxiliadora de los jóvenes, especialmente de los más pobres y abandonados, a quienes llama en sueños y visiones “mis hijos”, y a quienes encarga tiernamente: “cuida de ellas, son mis hijas, a ti te las confío” , nos contagia ese modo de amar, de acompañar y de educar para ser prolongación de su predilección por ellos.

Preguntas para reflexionar
Como educadores y animadores ¿Con qué prácticas, somos los mediadores del encuentro de los jóvenes con Dios?
En nuestra Comunidad:
¿Son los jóvenes protagonistas en la vida de la comunidad? ¿Se favorece un espacio de vida y de acogida gratuita?
¿Tenemos la capacidad de generar prácticas originales para ir al encuentro de los jóvenes?

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